“Mientras me detengo a descansar
de los habituales quehaceres
me siento a descansar
y me viene al pensamiento
ese humo que contemplo
del cigarro que me enciendo,
observo como asciende
y de cuando en cuando una ráfaga
de caprichosa corriente
le obliga a adoptar las necesarias formas
que le impidan obedecer
a su tendencia hacia el techo,
llega arriba, según se originara,
disperso o continuo,
y buscando el límite de las paredes
se expande tontamente.
La ventana, mas abajo
se ríe de su docilidad
creyéndose dueña de su destino
pero no se da cuenta
que el viento que por ella entra
lo conducirá a la puerta
y una vez allí
el cielo
será su meta.”
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