“Uno vive creyendo
en un futuro de esperanza
pero lo cierto y real es
que aquella se materializa
gracias a las actitudes de las personas
con las que uno se relacionó
y, fuera lo querido o no,
aportaron su granito de arena
a nuestra montaña llamada ser.
Sus huellas ya forman parte de cada presente
concretado por actitudes
que aportarán su granito de arena
a las inevitables relaciones,
queridas o no,
de cualquiera otro que
ofreciendo su ladera transitable
nos incite a depositar nuestras huellas
porque también él viva creyendo
en una montaña llamada ser.”
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