"Hay días distintos a otros
en los que empapado de deseo
siento como la sangre
circula más rápida.
Coincide con el despertador,
con un sueño agitado,
un sonido de la calle
o los avisos de la vejiga.
Me despierto
y te veo tumbada
durmiendo
tan apetecible
que no te molesto
pues no debo.
Bebo a sorbos mi café,
desprendo mis legañas
y froto mi cara con las manos
para despertar del deseo.
Es entonces
cuando al centrarme en mis ocupaciones
desaparece la excitación
y al verte
sirvo tu café
y bebo del mío
con la mirada perdida
en ninguna parte."
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