“Cuando era niño
mi imaginación me llevaba
a ser protagonista vencedor
de peleas, combates, riñas,
salvador de salvadores...
era el centro de las acciones
que gracias a mis capacidades y fe
a un buen fin condujeran,
ya fuera por combatir contra un pulpo gigante
o salvar al mundo de alienígenas
o ser incomprendido y maltratado personaje
o el más puro de los amores
o de capturar ladrones y terroristas...
¡Qué tiempos aquellos!
Pero ahora me planteo, quizá sin razón,
si no serán aquellas aventuras
que sólo en mi imaginación existían
a las que ahora debo darle vida
sustituyendo a 20,000 Leguas de Viaje Submarino
o a la Invasión de los Mundos
o a la Increíble Historia del Hombre Menguante
o al Hombre elefante
o My Fair Lady
o El Gigante de Hierro
o a Rambo o Terminator,
y tantos otros...
(¡ qué locura !)
por quienes realmente son,
el miedo, la injusticia, la intolerancia,
la superación, el bien, la verdad...
Antes...
era permeable a esa pulsión
que por impresionable infante
me surgía e ilusionaba
creyéndome tan capaz
que casi era realidad esa felicidad,
e incluso algo de ello vivía
porque ese sentimiento llevaba,
modestamente,
en mi ser...
pero ya digo,
¡ qué locura volver a ser ignorante !
aunque, quizá me demuestre que aún
no quiera dejar de serlo
y por eso...
poesía.”
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