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21 may 2020

Por magnífica que sea...

“Por magnífica que sea
sólo anima al cuerpo
en un baile de intenciones,
pero nada más.

A veces, es placentera su escucha
cuando por causalidad
incide en nuestra esencia interior
suscitando emociones
con ritmos, melodías y rimas
de quien con suerte accede
a ese escenario de fama y gloria
reservado a quien la industria eleve
en categoría publicitaria de reyes
que duran lo que su recuerdo
y valen lo que su espectáculo,
porque es esa su cotización.

No es como un gran paso
que beneficia a toda la humanidad
o como una cura de enfermedad
o como la batería del futuro,
esa que nunca se pondrá a la venta
porque a los poderes fácticos
no les interesará jamás.

En realidad manipulan
ya que es una apuesta de hormonas
lo que suscitan esos ritmos
bien sea a través del tambor o la orquesta
aportando su granito de repercusión
hacia lo que se nos quiera influenciar.

Unas veces bailaremos, otras reiremos,
otras lloraremos y otras sucumbiremos
según nos suscitaron sus armonías
pero cuando dejen de resonar
todo volverá a la normalidad,
esa que no la necesita
por más que la evoquemos
con gran intensidad.

Incluso la asociamos a sustancias y alimentos
embelleciendo situaciones y sentimientos
encuadrados dentro de contextos
donde su presencia será detonante
para generar esos movimientos.

Ojalá fuera más que lo que siento
ojalá condujera a un avance real
ojalá un ritmo cambie al mundo
pero, de verdad, sólo es momentáneo
sólo es pasajero y circunstancial
lo que se suma a nuestra alegría
cuando jugamos a bailar y cantar
como si fuéramos niños pequeños
que sumergidos en un mundo de adultos
han dejado de jugar de verdad
y ahora, ahora es sólo un signo
de acontecimiento social.

Que cante y baile quien quiera
que eso ayuda a sentirse bien
que componga quien así se sienta
que tanto ayuda a otros a su bien estar,
que se comercialice lo compuesto
para dejar constancia de esa verdad
pues si algo es la música
es ser una verdad increíble
de ritmos y armonías geniales
propuestas por quien lo compuso
para transmitir una historia sensible
que podrás revivir siempre
cuando lo vuelvas a escuchar.

Ojalá ello te aporte
tu esperado bienestar
aunque lo uses para llenar tus silencios
o tus soledades o tu cotidianidad,
pues para ello es creado
y nada más.”
David Botía 21/05/2020

18 may 2020

Eso que parece celestial...

“Eso que parece celestial
y si falta es el infierno,
eso que ante su carencia
genera tanto dolor
o estabilidad cuando funciona,
eso que es lo que todo el mundo quiere
e instintivamente es anhelado
por ser diario alimento disponible
necesario para no sucumbir
ante el inclemente sol
de las vicisitudes diarias,
eso que dirige tu esencia
hacia puerto incierto al caminar
pero has de hacerlo
inevitablemente solo.

Quizá con rumbo desconocido
quizá predomine la duda
quizá ni seas consciente
y quizá por eso la compañía
es tan decisiva,
pero de ella solo se sabe
que has de vivirla.

Visto desde fuera
cada acto puede parecer injusto
cada pensamiento, tiránico
cada paso, unívoco
y cada intención, incomprensible
salvo que afín al tuyo coincida
en mayor o menor medida.

Así que este entorno que nos crea
nos dota de herramientas útiles
que son básicos mecanismos
con las que ser validados
en la necesaria certeza
según actúe la evolución por instinto
o el aprendizaje diario inteligente.

Por eso sentimientos e intelecto existen
traduciéndonos la realidad
ya que con ellos comprendemos
el significado vital en lo que hay cercano
según nuestro proyecto vital.

Todo ello se aglutina en conceptos
cuyas señales sensoriales transmiten
cuan terminaciones nerviosas
portadoras de información vital
de si se produce y en qué medida
benefician a la personal situación
generando inevitablemente
tus acciones.

Así la verdadera intencionalidad
abandonará la supuesta obviedad
quedando claramente evidenciada
que son mecanismos naturales
para que seamos quienes somos.

Por eso, el cielo o el infierno
parecen campar según las circunstancias
y sucede a cada ser afín
tenga patas, alas, repte o fotosistetice
su proyecto vital inevitable.

Llámese amor, poder, altruismo o hambre,
ternura, odio, necesidad o descanso
nada escapa de la natural tendencia
pues al nacer  en este marco natural
revelarás con cada acción
tu propio e inexcusable
trayecto vital.”

David Botía 18/05/2020

17 may 2020

A veces pienso que amar...

“A veces pienso que amar
es pedirle a la otra persona
que se someta a mi,
porque sólo habrá amado
cuando yo le haga comprender
que lo ha hecho,
ya que por las consecuencias
comprenda que soy amado
según yo mismo juzgue yo haberlo sido.

A veces pienso que amar
es sucumbir ante la otra persona
sometiéndose a ella
porque sólo habré amado
cuando me haga comprender
que lo he hecho,
porque las consecuencias
le hagan sentirse amada
según ella juzgue haberlo sido
según ella.

Esto, que le sucede a cualquiera,
adquiere magnificencia temporal
cuando dos personas descubren
que son tal para cual en la necesidad
y se aceptan al declararse deseables,
llegan a sentirse agradecidos
por haber encontrado a quien nada cuesta aceptar
con quien poder satisfacer comunes necesidades
lo cual es mágica oportunidad
que viene avalada por alegrías y confidencias
a las que uno se ofrece en reciprocidad.

Quizá amar
es un juego de vida o muerte,
de dolor y alegría,
de aceptación y resignación,
ambas son caras de la misma moneda
reconocida como cierta y real en cada cultura,
y ambicionada como riqueza
a la que cualquiera puede acceder
sin importar su procedencia
ni su suerte ni su habilidad comercial,
aunque a veces no lo pareciera
en quien experiencia ya tuviera.

Así que duele no ser amado
y el cielo es la tierra cuando se es,
por eso lo cotidiano es un regalo
o un hastío existencial
cuando no se está y se quisiera.

La biología es la culpable
emergiendo los instintos naturales
a quienes desenfocando el iris
ven en el otro su necesidad
porque si no, no pasaría por alto
lo que a ojos normales no aceptaría
para su íntimo proyecto vital.

Por esto la alegría es doble
y la tristeza es triple,
por eso se soporta la contrariedad
que le devenga del cotidiano vivir
pero duele cuan insoportable ansiedad
la actitud que le traicionó
alejándole de su visión particular.

Por eso la alegría al conseguirlo
nunca es tanta ni comparable
como la tristeza ante su pérdida,
ya que doblemente hiriente surge el dolor
y llega a acomodarse tanto
que hasta sirve de hálito vital,
quizá usado como escudo y lanza
ante tan insoportable agonía.

Pero siempre que se da la alegría
es porque el mundo te agradece
cómo coordinas las intenciones
ya que de no ser así
lo que surge es contrariedad
al no producirse el trato inicial
como si ahora fuera entonces.

Puede ser que,
antes o después,
la pupila se canse y no pueda enfocar la realidad
o quizá el esfuerzo por mantenerlo
conduzca a fabricar una tal
que no quepa en tanto acomodo
y quizá por ello perciba por doquier
alucinaciones inconexas de ilusión vital
que difieran en tanto
de lo que empezó con el ansiado amar.

La vida es lo que sucede
mientras uno se empeña
en que sea como uno quiere,
pero su propia dinámica desdeña
confundido por haber saboreado sus mieles
tal que se figure que algo puede imponerle
al conseguir alucinógenas victorias
de la mano de cantidad u oportunidad
entre las circunstancias presentes,
pero nada nuevo consigue
más que reproducir en él
lo que por necesidad quiere,
y así la vida le sucede.

El amor,
ese acólito de la vida,
es quien dirige las acciones
que suscitadas ante los estímulos
uno lleva a cabo para reproducirse,
ora físicamente ora humanamente,
y si hay suerte,
disfrutar de una compañía vital;
quizá por tiempo limitado
quizá para toda la vida,
de ello,
lo que antes suceda.”

3 may 2020

Para atrapar a una mosca...

“Para atrapar a una mosca
o pisar una hormiga
o ver las alas de una abeja
tanto como en el pilla pilla
hacerte con una presa

hay que actuar como el felino
o como el recién nacido cérvido
o el camaleón transparente
que mimetizándose con el ambiente
es capaz de pasar desapercibido.

También se ve en la realidad
vivir de acuerdo a otro tiempo
sin dejar que el suyo se vislumbre
fagocitándose a su dominio,
y así se sobrevive.

Pero en cualquier caso todos
usan del tiempo amoldándose
pues al sincronizarte con él
eres capaz de ver el mundo quieto
y entonces queda más a tu alcance
tu primera intención.

Siempre existirá la coincidencia
de que tiempos de intenciones distintas
puedan encontrarse una única vez
achacando a la habilidad
haberlo conseguido o no.

En realidad, es el tiempo quien se deja
pues o bien la presa se tranquiliza
o tú te agitas hasta su vibración,
bien sea con movimiento o quietud
con mimetismo o probabilidad,
así que la sincronía de los momentos
es quien hace la realidad.”

David Botía 03/05/2020

podcast

Os presento los audios en los que he dividido un ensayo que espero os cale. Aunque está ordenado desde el último al primero, aconsejo empezar por el principio.