“Ni de tu sed o tu hambre
ni de tu cansancio o temor
ni de la atracción o repulsión
eres libre
más que de dirigir tus acciones
según las posibilidades instantáneas
para resarcir o aguantar
lo que tu instinto te dicta
a tu lógica.
Puedes ante una bella flor
cortarla o acercarte
para oler su fragancia,
para admirar su belleza,
para que acompañe a tu ser,
pero no puedes quedar indiferente
ante aquello que tu atención atrajo .
Quizá el instinto no sea
comer, beber o buscar seguridad
reproducirse, amar o defecar,
sino tan sólo poder actuar
como nos late por orden natural
que es en esencia nuestro bien,
única lógica común existencial.”